Todos sabemos que fumar produce unos efectos muy dañinos en la salud en general con múltiples implicaciones en fenómenos cardiovasculares y oncológicos (Metelitsa, 2010) . En cuanto a la piel está bien conocer algunos de sus efectos perjudiciales sobre por ejemplo, la cicatrización de las heridas, el cáncer de piel, el psoriasis, la hidradenitis supurativa (“golondrinos”)(¡Pues sí!, los golondrinos también tienen relación con el tabaco), el acné, el lupus, la erupción solar polimorfa o la pustulosis palmo plantar.
Además de todos estos problemas cutáneos, existe otro evidente efecto cada vez más notorio. Se trata de la relación directa que existe entre la aparición de un envejecimiento prematuro y el tabaco que lleva entre otras cosas a la aparición de arrugas en zonas no deseadas (Thomsen, 2010) .