Dra. Maria Rosa Alhambra Expósito |
Durante las últimas décadas hemos
observado un aumento progresivo de la obesidad infantil y adolescente en
nuestro país. Los hábitos alimenticios inadecuados aprendidos en las casas,
promovidos por la publicidad televisiva y arraigados con la comida basura,
junto con la falta de ejercicio físico; propician que los niños tengan una gran
prevalencia de sobrepeso.
Según los datos de Organización
Mundial de la Salud (O.M.S), actualmente existen más de mil millones de
personas con sobrepeso, y de éstos, unos trescientos millones padecen obesidad.
Según el estudio enKid, realizado en España en población de 2 a 24 años, la
prevalencia de obesidad se estima en el 13,9% y el sobrepeso en un 12,4%.
Dentro de la Unión Europea, España ocupa la cuarta posición en cuanto a
obesidad infantil.
Pero, ¿qué consideramos obesidad
infantil?
La obesidad infantil puede
definirse como la acumulación excesiva de grasa en el organismo, que puede
llegar a constituir un serio peligro para la salud. La causa subyacente es un
balance energético positivo, es decir, que las calorías consumidas exceden las
calorías que se gastan.
¿Cuándo consideramos que un niño
es obeso?
Un niño se considera que es
obeso cuando su peso sobrepasa el 20% de su peso ideal. El índice de masa
corporal (IMC), medido al menos una vez al año es una buena manera de
diagnosticar el desarrollo de la obesidad en un niño. Tiene la ventaja de que
tiene en cuenta la altura y el peso del individuo.
¿Todos los niños obesos serán
obesos cuando sean adultos?
La probabilidad de ser un adulto
obeso cuando se ha sido un niño obeso es diferente según la edad de comienzo de
dicha obesidad, siendo del 40%cuando la obesidad comienza entre los 6 meses y
los 7 años de vida; y del 70% para los que comenzaron con obesidad entre los 10
y los 13 años. Esta diferencia se explica porque las células que almacenan
grasa se multiplican sobre todo en esta etapa de la vida (de 10 a 13 años).
¿Cuáles son los factores que
intervienen en la obesidad infantil?
Es una enfermedad metabólica
multifactorial influida por elementos sociales, fisiológicos, metabólicos,
moleculares y genéticos. No obstante, la combinación de una alimentación
inadecuada en cantidad y tipo de alimentos, y la tendencia a realizar menos
actividad física relacionada con el mayor tiempo dedicado a actividades
sedentarias explica la prevalencia de obesidad. Por ello, los malos hábitos de
alimentación y un estilo de vida sedentario son los factores responsables.
¿Los padres que influencia
tienen en la obesidad infantil?
Ciertos errores dietéticos entre
los padres favorecen el aumento de peso de los pequeños, como la verdadera
obsesión de muchos padres y madres para que el niño coma mucho, convertir la
comida en premio o castigo por algún comportamiento, premiar la buena conducta
con golosinas u otros alimentos calóricos, festejar los mínimos acontecimientos
de la vida del niño con ‘comida basura’, permitir el consumo casi diario de
chucherías, bollería y bebidas azucaradas y recurrir con frecuencia a la
preparación de platos precocinados por la falta de tiempo, entre otros. La
mayoría de actividades de los niños giran en torno a la televisión, el
ordenador y los videojuegos, y en ocasiones se realizan consumiendo alimentos
calóricos. Los niños han disminuido considerablemente la actividad física en
juegos al aire libre, excursiones, deportes,… además de las pocas horas
destinadas en los colegios a la educación física.
¿La obesidad infantil tiene
complicaciones en la salud?
La obesidad infantil puede
producir problemas psicológicos en los niños como baja autoestima o una imagen
negativa de uno mismo. Pero no sólo eso, sino que en niños también pueden
aparecer complicaciones típicas de la edad adulta como la diabetes tipo II, la
apnea del sueño, hipertensión arterial o alteraciones en los lípidos
(colesterol y triglicéridos).
¿Se puede prevenir la obesidad
infantil?
Es fundamental que en casa se
modifiquen los hábitos alimentarios de los más pequeños mediante dietas
equilibradas. Por ejemplo:
-
Un buen desayuno, es la primera comida del día y la que mayor
incidencia tiene sobre el rendimiento escolar. Debe tener cereales (bien en
forma de pan, galletas o cereales de desayuno), leche, y fruta. Evitar la
bollería.
-
Desarrollar el gusto por las verduras y la fruta. Añadiendo una u otra
en cada comida.
-
Evitar que piquen entre horas, sobre todo chucherías y snaks.
-
Se debe impulsar la práctica de actividad física. Fomentando los
juegos al aire libre, las excursiones y los deportes en lugar de la televisión
o el ordenador.
En definitiva, siguiendo unos
consejos dietéticos sencillos para fomentar el estilo de vida saludable y
aumentando el ejercicio físico, podemos mejorar la salud de nuestros pequeños y
asegurar así su futuro.
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