Las principales enfermedades
dermatológicas en las que se ha encontrado influencia de aspectos psicológicos
en su génesis o empeoramiento son: el acné, la psoriasis, la dermatitis atópica
y la alopecia areata.
A lo largo de años de
investigación se ha observado cómo el estrés activa la liberación de unas
sustancias llamadas neuropéptidos que ocasionan un aumento de la secreción
sebácea que a su vez es uno de los factores implicados en la aparición y
mantenimiento del acné.
La psoriasis es una enfermedad inflamatoria que se caracteriza por
placas eritemato-descamativas, de curso crónico con brotes y remisiones de
intensidad y duración variables.
Además de otros factores (frío,
humedad, fármacos, infecciones, etc.) se ha encontrado una fuerte influencia de
acontecimientos vitales estresantes en el desencadenamiento y mantenimiento de
los brotes de psoriasis. Se estima que la ansiedad, la depresión, los problemas
de pareja y problemas económicos están presentes en el 40-80% de estos brotes.
Numerosos estudios reflejan que
los pacientes que tienen más estrés suelen padecer psoriasis más complicadas y
en regiones más visibles lo que ocasiona a su vez más estrés reactivo. El
estrés provoca una alteración en las concentraciones de neuropéptidos que están
presentes en la capa superficial de la piel, entre ellos la sustancia P que
tiene una acción inflamatoria.
La dermatitis atópica es una enfermedad inflamatoria cutánea crónica
con una prevalencia en los países desarrollados en torno al 20-30%. Suele
iniciarse en la infancia y atenuarse con la edad aunque también se da en
adultos. Los factores que desencadenan un brote son: frío/calor, polvo,
contaminación, determinados alimentos, algunos tejidos, productos de limpieza o
higiene, exceso de sudoración por ejercicio físico, animales y estrés/ansiedad.
Se conoce desde hace bastante
tiempo el circuito que conecta los sistemas nervioso, endocrino, inmunológico y
cutáneo lo que hace que todos mantengan
una estrecha relación y se influyan los unos a los otros de manera recíproca.
Entre los aspectos psicológicos y
la dermatitis atópica se da una relación bidireccional, es decir, el estrés y
la ansiedad influyen en la enfermedad y a su vez se producen repercusiones
psicológicas derivadas de la dermatitis.
La alopecia areata es una
enfermedad caracterizada por áreas alopécicas no cicatriciales, asintomáticas,
que afecta aproximadamente al 2% de los pacientes de la consulta dermatológica.
En los trabajos clásicos de
Cormia y Geenberg realizados en los años 50 se encuentran alteraciones
psiquiátricas en el 90% de pacientes con alopecia areata. La mayoría de los
enfermos presentaba ansiedad, depresión, insomnio, síntomas obsesivos compulsivos,
timidez, inseguridad, sentimientos de inferioridad. En otros estudios se halló
en estos pacientes una vulnerabilidad a situaciones estresantes.
Dada la importancia de las
repercusiones psicológicas que se derivan del padecimiento de las enfermedades
dermatológicas trataremos este tema en el siguiente artículo.
Bibliografía: Guerra Tapia, A.
Dermatología Psiquiátrica. Editorial Glosa, 2009.
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