miércoles, 5 de noviembre de 2014

La obesidad infantil. Un reto para la sociedad.


Dra. Maria Rosa Alhambra Expósito

Durante las últimas décadas hemos observado un aumento progresivo de la obesidad infantil y adolescente en nuestro país. Los hábitos alimenticios inadecuados aprendidos en las casas, promovidos por la publicidad televisiva y arraigados con la comida basura, junto con la falta de ejercicio físico; propician que los niños tengan una gran prevalencia de sobrepeso.

Según los datos de Organización Mundial de la Salud (O.M.S), actualmente existen más de mil millones de personas con sobrepeso, y de éstos, unos trescientos millones padecen obesidad. Según el estudio enKid, realizado en España en población de 2 a 24 años, la prevalencia de obesidad se estima en el 13,9% y el sobrepeso en un 12,4%. Dentro de la Unión Europea, España ocupa la cuarta posición en cuanto a obesidad infantil.

Pero, ¿qué consideramos obesidad infantil?
La obesidad infantil puede definirse como la acumulación excesiva de grasa en el organismo, que puede llegar a constituir un serio peligro para la salud. La causa subyacente es un balance energético positivo, es decir, que las calorías consumidas exceden las calorías que se gastan.
¿Cuándo consideramos que un niño es obeso?
Un niño se considera que es obeso cuando su peso sobrepasa el 20% de su peso ideal. El índice de masa corporal (IMC), medido al menos una vez al año es una buena manera de diagnosticar el desarrollo de la obesidad en un niño. Tiene la ventaja de que tiene en cuenta la altura y el peso del individuo.
¿Todos los niños obesos serán obesos cuando sean adultos?
La probabilidad de ser un adulto obeso cuando se ha sido un niño obeso es diferente según la edad de comienzo de dicha obesidad, siendo del 40%cuando la obesidad comienza entre los 6 meses y los 7 años de vida; y del 70% para los que comenzaron con obesidad entre los 10 y los 13 años. Esta diferencia se explica porque las células que almacenan grasa se multiplican sobre todo en esta etapa de la vida (de 10 a 13 años).


¿Cuáles son los factores que intervienen en la obesidad infantil?
Es una enfermedad metabólica multifactorial influida por elementos sociales, fisiológicos, metabólicos, moleculares y genéticos. No obstante, la combinación de una alimentación inadecuada en cantidad y tipo de alimentos, y la tendencia a realizar menos actividad física relacionada con el mayor tiempo dedicado a actividades sedentarias explica la prevalencia de obesidad. Por ello, los malos hábitos de alimentación y un estilo de vida sedentario son los factores responsables.
¿Los padres que influencia tienen en la obesidad infantil?
Ciertos errores dietéticos entre los padres favorecen el aumento de peso de los pequeños, como la verdadera obsesión de muchos padres y madres para que el niño coma mucho, convertir la comida en premio o castigo por algún comportamiento, premiar la buena conducta con golosinas u otros alimentos calóricos, festejar los mínimos acontecimientos de la vida del niño con ‘comida basura’, permitir el consumo casi diario de chucherías, bollería y bebidas azucaradas y recurrir con frecuencia a la preparación de platos precocinados por la falta de tiempo, entre otros. La mayoría de actividades de los niños giran en torno a la televisión, el ordenador y los videojuegos, y en ocasiones se realizan consumiendo alimentos calóricos. Los niños han disminuido considerablemente la actividad física en juegos al aire libre, excursiones, deportes,… además de las pocas horas destinadas en los colegios a la educación física.
¿La obesidad infantil tiene complicaciones en la salud?
La obesidad infantil puede producir problemas psicológicos en los niños como baja autoestima o una imagen negativa de uno mismo. Pero no sólo eso, sino que en niños también pueden aparecer complicaciones típicas de la edad adulta como la diabetes tipo II, la apnea del sueño, hipertensión arterial o alteraciones en los lípidos (colesterol y triglicéridos).
¿Se puede prevenir la obesidad infantil?
Es fundamental que en casa se modifiquen los hábitos alimentarios de los más pequeños mediante dietas equilibradas. Por ejemplo:
-          Un buen desayuno, es la primera comida del día y la que mayor incidencia tiene sobre el rendimiento escolar. Debe tener cereales (bien en forma de pan, galletas o cereales de desayuno), leche, y fruta. Evitar la bollería.
-          Desarrollar el gusto por las verduras y la fruta. Añadiendo una u otra en cada comida.
-          Evitar que piquen entre horas, sobre todo chucherías y snaks.
-          Se debe impulsar la práctica de actividad física. Fomentando los juegos al aire libre, las excursiones y los deportes en lugar de la televisión o el ordenador.

En definitiva, siguiendo unos consejos dietéticos sencillos para fomentar el estilo de vida saludable y aumentando el ejercicio físico, podemos mejorar la salud de nuestros pequeños y asegurar así su futuro.

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